La Persona-Chance

 

👆¡Existen tales personas, ten cuidado de no perdértelas!

 

Llegan a tu vida sin previo aviso y, a menudo, cuando no estás preparado para ellos. Como un faro. Como punto de referencia. Como incentivo.

Saben más y pueden más, sienten mejor su conexión con el Cosmos, se comprenden mejor a sí mismos y tratan al mundo con bondad. Construyen una relación contigo. 

No se puede decir que eres tú el que haya iniciado conscientemente esta relación con una persona cuyo nivel te llega un poco alto. Más bien, tu espíritu y tu esencia profunda necesitan ayuda, para crecer, para ser consciente de ti mismo y de lo que está pasando. Y piden ayuda a alguien que puede ayudar…

 

Y entonces llega la persona- chance. Y como no hay otro mecanismo en el Universo que el amor, se forma un vínculo entre las dos personas. De los dos, uno estará en un escalón (o tal vez más) más bajo en su desarrollo, y el otro tirara con cuidado hacia arriba al que cree que ama.

El hombre-chance comprende los otros mecanismos, ve la realidad más profunda- y sutilmente, la imagen del Universo se le revela más completa y en múltiples capas. 

 

Sabe que el amor es igualdad. Sabe que solo existe un nivel. Todo lo demás es enfermizo y doloroso. Por eso quiere acabar de pintar, acabar de inventar y acabar de construir ese algo en la otra persona, que hasta ahora no ha tenido. Quiere evitar el desequilibrio. Necesita urgentemente a alguien con el mismo nivel que el suyo, aún no hay armonía en la relación con su actual elegido. “El que nació para volar, no puede gatear.”

 

La paradoja es que quien pide ayuda en el mundo espiritual no recuerda esto al nivel terrenal. Y su ego se eleva para luchar. Por la autonomía. Para proteger sus valores, para mantener su comodidad. E intenta imponer estos valores a alguien quien ya los ha superado. Así el ego silencia la verdad sobre su insolvencia. La persona inspirada por los nuevos acontecimientos podría volar en el espacio, llegar a conocer su verdadero ser, desentrañarse, elevarse alto... Pero lo viejo lo mantiene firme allí donde está.

 

Si el ego no fuera tan activo y no creará problemas donde no los hay, si no ahogara nuestra verdadera voz interior, entenderíamos que el Universo rara vez da esas oportunidades.

 

Aquí viene aquel de quien podemos aprender y seguirlo, con ternura y con amor. Pero esto generalmente no sucede. El ego grita: "Sabemos qué hacer, no necesitamos nada de afuera. Si hay algo que necesitamos es hacer que nuestra existencia sea un poco más hermosa, pero en el nivel en el que estamos ahora, no necesitamos crecimiento".

 

Y cuanto más empinados son los pasos entre el hombre-chance y aquel a quien se le envía a ayudar, más fuertes son los gritos de resistencia del ego.

 

El alma que ayuda comienza a sufrir. La aplastan, la pisotean en un marco en el que no solo no puede existir felizmente, sino que no puede existir en absoluto; estos no son su nivel ni su entorno. Y como esta persona ya se escucha bien a sí misma, comienza un conflicto interno: ser él mismo o mantener la relación.

Si mantiene la relación, se vuelve profunda- y emocionalmente dependiente. Estará constantemente presionada por el otro, porque lo supera en muchos aspectos y al final puede que hasta descienda a un nivel inferior. 

El otro sentirá su inferioridad y se vengará de ella. Él también sufre: también es abusado, es arrastrado a donde no tiene ganas de ir. Un camino difícil, doloroso, cuyo final está predestinado...

No hay recetas para estos casos.

Cada uno resuelve a su manera el rompecabezas de la vida y su desarrollo espiritual. Pero estoy segura de que si te retractas de tu naturaleza, también estarás sufriendo algún tipo de “castigo”, internamente al menos. 

Si vives en este mundo plenamente consciente de quién eres y para qué estás aquí, eres feliz o vas camino a la felicidad. Tal vez no llegues de inmediato, tal vez no en este segundo...tal vez solo tienes que esperar un poco... 

… al alma de tu mismo nivel o al alma-chance (si estás list@ para ello…).

 

Lilia Ahremchik